top of page

Los economistas y la interdisciplinariedad

Realizado por: Daniela Pérez Giraldo

Trabajar en la Rama Legislativa me ha llevado a cuestionar algunos desaciertos que, desde mi percepción, cometemos con frecuencia como economistas cuando trabajamos en el sector público. Este texto expone, desde mi experiencia laboral, nuestra dificultad para trabajar con otras disciplinas. No obstante, no busca ser un estudio exhaustivo sobre el quehacer de los economistas en el ámbito de la política pública.

Entrar al Congreso implicó pasar de grupos conformados en su mayoría por economistas con trayectorias formativas y laborales similares a la mía, a grupos donde las personas contaban con diversas profesiones y aptitudes laborales. Al comienzo, los proyectos de ley que debía evaluar los encontraba insustanciales, juzgaba que los congresistas querían decretar un mejor país por ley, sin dar las herramientas para alcanzarlo. Con el tiempo, estar rodeada de un equipo de trabajo más diverso que utiliza otras herramientas para analizar y entender los problemas a los que nos enfrentamos al hacer política pública, me permitió cuestionar mi razonamiento y la manera en la que interactúan distintas disciplinas sociales.


La necesidad de conversar con otras disciplinas y ser más crítica de la idea de la economía como una isla apartada de otras ciencias sociales no es una inquietud nueva, pero ha tomado mayor relevancia durante mi trabajo en el Congreso. Hace algunos días escuché a Mario García, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional -de donde soy egresada- responder a la pregunta ¿a dónde va la economía después de la pandemia? usando los textos de Edipo Rey de Sófocles y el cuento La autopista del Sur de Julio Cortázar. Fue interesante ver cómo los economistas nos podemos apoyar en elementos de otras disciplinas para explicar mejor nuestros análisis. La presentación de García también motivó esta columna.


Lo primero es que la falta de interdisciplinariedad en la economía no se reduce al mundo laboral. No entraré a discutir sobre la matematización de la economía y cómo esta lleva a la profesión a distanciarse de análisis llevados a cabo por otras especialidades – y nos acerca cada vez más a las matemáticas o a la estadística- pero sí el cómo esta falta de interdisciplinariedad se ve reflejada en la investigación. En economía el 81% de las citas bibliográficas se hacen dentro del mismo campo. Por el contrario, por ejemplo en la sociología y la antropología este porcentaje se reduce a menos del 60% (Jacobs, 2014). Estos datos sobre insularidad suelen centrarse en las revistas que lideran la producción académica en cada campo y, por lo tanto, su extrapolación a toda la producción académica es riesgosa. Sin embargo, esta información da una perspectiva superficial sobre esa ausencia de interdisciplinariedad dentro de nuestro campo.


Por otro lado, la falta de interdisciplinariedad parece estar alimentada por una especie de superioridad científica de las herramientas analíticas usadas por los economistas, en la que además creemos. Fourcade, Ollion, & Algan (2015) exponen los resultados de una encuesta de 2006, donde se muestra que mientras el 57,3% de los economistas discrepan de la idea “[e]n general, el conocimiento interdisciplinario es mejor que el conocimiento obtenido por una sola disciplina", este porcentaje se reduce al 25,3% en el caso de los sociólogos y al 28,0% en el caso de los politólogos.


Sin embargo, esta aparente imparcialidad tiene matices. Gordon & Dahl (2013) a partir de una serie de encuestas a un panel de distinguidos economistas, encuentran que hay consensos en temas dentro de nuestro campo cuando la cantidad de literatura sobre el tema es amplia y que, intuitivamente, cuando la evidencia previa no es lo suficientemente extensa aparecen discrepancias. No obstante, estas conclusiones dejan de ser robustas cuando se usan otras fuentes de información. Lepers (2017) cuestiona la idea del economista académico neutral, capaz de encontrar verdades absolutas y exentas de ideología. El autor cita a Jelveh et al. (2014) donde se demuestra que existe un sesgo ideológico sistemático relacionado con los antecedentes políticos del estudiante. Más desafiante aún, los autores señalan que hay una correlación entre la ideología del economista y las elasticidades calculadas empíricamente, es decir, incluso en los trabajos resultado de largos procesamientos de datos parece existir un sesgo.


Lo anterior no sugiere que se debe renunciar a la construcción de política pública basada en evidencia. Sin embargo, es un llamado en dos direcciones, por un lado, de reconocer los límites de las herramientas utilizadas por los economistas para responder a problemáticas de la política pública y, por otra parte, a esbozar cambios que podamos implementar para mejorar la comunicación y el trabajo interdisciplinar dentro de nuestros entornos laborales.


Quisiera finalizar hablando nuevamente sobre mi trabajo en la Rama Legislativa. En los debates por fuera del campo de los economistas acerca de los montos de las definiciones de pobreza, la importancia de la actividad económica, incluso en un escenario de pandemia, o el comportamiento del precio del petróleo, las opiniones contrarias suelen entenderse como problema de comunicación hacia la opinión pública; en consecuencia, el debate se reduce a imponer el criterio de los economistas. Fallamos en aceptar el diálogo como un mecanismo para enriquecer el debate y para construir mejores políticas públicas desde diferentes disciplinas.


En el Congreso abundan los proyectos de ley que desde la perspectiva de cualquier economista son técnicamente cuestionables, pero que responden de manera directa a algún clamor ciudadano. Los proyectos sobre habeas data, los intentos de reformar el sistema pensional, las exenciones a sectores específicos, la creación de incentivos laborales, entre otros, son algunos ejemplos. No obstante, en varios de estos proyectos, los economistas no tenemos las herramientas apropiadas para entender los hechos a las cuales responden. Es en estos temas donde debemos entender que además de explicar de manera clara, debemos tener una mayor disposición a conversar con no-economistas y a buscar alternativas que permitan conciliar las diferentes posiciones. Describir y analizar los incentivos económicos de estos proyectos es relevante, pero esta es solo una parte de la historia y, por lo tanto, no es suficiente para tomar mejores decisiones.


------------------------------------------


La pandemia


En el capítulo nueve de la cuarta temporada de BoJack Horseman (alerta de spoiler), Princess Carolyn recibe una llamada de BoJack donde este le cuenta sobre el mal día que tuvo. Princess Carolyn le dice que, para superar los malos días, ella imagina a su tátara tátara nieta hablando sobre ella frente a sus compañeros de escuela, contándoles como todo al final salió bien. Entonces, Princess Carolyn al hacer esto, le dice a BoJack, que se siente segura de que todo saldrá bien pues ¿de qué otra forma hubiera salido para que su tátara tátara nieta lo cuente así? Bojack, dubitativo, le responde “pero es falso” a lo que Princess Carolyn responde “si lo sé, pero me hace sentir bien”.


Para todos los que tuvimos que postergar los sueños y los planes o al menos estamos viendo cómo los reorganizamos, estos no son tiempos fáciles. Buscar un sentido a lo que ocurre en el mundo y ver la oportunidad de cambio que esto puede significar para nosotros como sociedad me genera más desesperanza que satisfacción. Imaginar a mi tátara tátara nieta (o la de algún buen amigo o amiga) contar cómo terminó de salir todo esto, me ha permitido, al menos, imaginar la posibilidad de otros buenos desenlaces para los sueños que está tocando reorganizar.


------------------------------------------


Bibliografía


Fourcade, M., Ollion, E., & Algan, Y. (2015). The Superiority of Economists. Journal of Economic Perspectives, Volume 29, Number 1—Pages 89–114.


García, M. (Mayo de 2020). Sábado de debate en El Ornitorrinco-"Pandemia, economía y literatura". (E. Ornitorrinco, Entrevistador) Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=JpSKpPfnG_8


Gordon, R., & Dahl, G. B. (2013). Views among Economists: Professional Consensus or Point-Counterpoint? NBER Working Paper No. 18728.


Jacobs, J. A. (2014). In Defense of Disciplines. University of Chicago Press.


Lepers, E. (2017). The Neutrality Illusion: Biased Economics, Biased Training, and Biased Monetary Policy. Testing the Role of Ideology on FOMC Voting Behaviour. New Political Economy, Volume: 23 Issue: 1 Pages: 105-127.

311 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page